
Sucedió en agosto de 1982, Julio Platner salía de un campo lindante a la localidad pampeana de Winifreda cuando el misterio vino a presentar una de sus caras más insólitas. Sobre las 19:30 de ese martes, este hombre sencillo, se encontró frente a frente con los que definió como “dos masculinos y un femenino”, dentro de un “aparato” que, sostiene en la actualidad, no era de este mundo.
Tuve la suerte de escuchar a Platner el año pasado. Su historia, hay que decirlo, no ha cambiado en nada. Todos los detalles están ahí, como en esta entrevista realizada apenas un par de días después de los hechos. Miguel Ángel Pumilla, quien estuvo esa tarde en la cocina de la vivienda de Platner, nos comenta algunos detalles que recuerda de uno de los instantes más destacables de la ufología de la primera parte de los 80’s: “Julio Platner vivía en una casa normal”, me dice Pumilla llevando la mirada a imágenes que le traen los recuerdos. “No recuerdo bien pero fue en la cocina, alrededor de una mesa, y nosotros por tratar de no ser invasivos y por contar en mi caso con experiencia en la toma de declaraciones testimoniales, decidimos intentar no inducir ninguna respuesta. Por ejemplo, cuando se le pregunta cuales eran las características de la mujer, no se le está dando ningún tipo de referencia, por lo que eso es valedero”.

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