Los Misterios de la Cripta de “San Simeon Piccolo” – Espectro captado por la cámara

Existe en Venecia, frente a la estación de Santa Lucía, una anacrónica Iglesia, la de “San Simeon Piccolo”. Construida bien pasado el siglo X, alberga en su sótano un desconcertante gran cementerio octagonal, con un altar en el centro, desde el cual cuatro corredores van a las salas funerarias: es el único complejo de catacumbas en Venecia. Hoy se puede visitar pero en absoluta oscuridad. ¡Ten cuidado! Vetustos restos de húmedos maderos, trozos de escayola desprendidos de los escalofriantes frescos y vestigios óseos humanos, crujirán bajo tus pies.

Santos Simeón y Judas, Iglesia de San Simeone Piccolo (Venecia)
Santos Simeón y Judas, Iglesia de San Simeone Piccolo (Venecia). Este templo veneciano de estilo barroco, presenta planta circular y está coronado por una gran cúpula de color verde, imitando al famoso Panteón de Roma.

En su origen fueron sólo lugar de sepultura. Los cristianos se reunían en ellas para celebrar los ritos de los funerales y los aniversarios de los mártires y de los difuntos. Durante las persecuciones sirvieron, en casos excepcionales, como lugar de refugio momentáneo para la celebración de la Eucaristía. Los cristianos no las usaron como lugar para esconderse. Terminadas las persecuciones, las catacumbas se convirtieron, sobre todo en tiempo del papa San Dámaso I ( 366-384), en verdaderos santuarios de los mártires, centros de devoción y de peregrinación desde todas las partes del imperio romano.

Pero la Iglesia de San Simeón Piccolo en Venecia,  parece inadecuadamente construida. En primer lugar alberga una catacumba que se construye aproximadamente en el año mil, seiscientos años después de que se abandonara esa costumbre. Por otra parte el edificio tiene una inusual planta circular con una cúpula recubierta de cobre pero no destacan grandes obras en su interior.

Las catacumbas son los antiguos cementerios subterráneos usados por las comunidades cristianas y hebreas, sobre todo en Roma. Las cristianas, que son las más numerosas, tuvieron sus comienzos en el siglo segundo y sus ampliaciones continuaron hasta la primera mitad del quinto.

Bajo la iglesia se encuentra este  interesante sótano, cripta o catacumba, decorado con frescos que representan escenas del Vía Crucis y del Antiguo Testamento. Consiste en dos largos pasillos que se cruzan en una estancia octogonal, que tiene un altar en el medio. Tiene veintiuna capillas, ocho de las cuales tapiadas y sin explorar. Esta cripta contiene sobre todo sepulcros de parroquianos de quienes no es posible conocer su identidad.

El misterio de la Iglesia de San Simeón nos lleva a un importante interrogante: ¿por qué no se han abierto esas capillas? ¿Por qué continúan tapiados esos ocho camarines? Y por otra parte, ¿por qué no están identificados la mayoría de los cadáveres que allí reposan?, ¿A quienes pertenecen?

Pese al interés histórico-artístico de la misma, ninguna institución parece interesada en contestar estos interrogantes, ni tan siquiera sus actuales responsables: la Fraternitas Sacerdotalis Sancti Petri. Esta orden sacerdotal se caracteriza por mantener las tradiciones más antiguas del cristianismo y la formación y santificación del sacerdote en la liturgia tradicional romana así como la acción pastoral del sacerdote al servicio de la Iglesia. Por ello, es la única Iglesia Veneciana donde se celebra la Misa en latín, impartiendo el sacerdote el culto frente al altar, de espaldas a los fieles.

La Iglesia pasó durante la historia por distintas modificaciones estructurales, la última y más importante en el año 1.738 cuando fue consagrada. Pero ninguna de dichas reformas afectaron a la cripta o catacumba.

Los fantasmas de la cripta
Escalofriante figura espectral parece observar a un visitante en uno de los largos pasillos de la cripta/catacumba.(Foto cortesía de Silvana Velasco)

Existe muy poca información respecto a su origen y función exacta debido a que, en algún momento de la historia más reciente, los investigadores abandonaron su estudio; de ahí que existan aún puertas laboriosamente selladas cuyo misterioso contenido se desconoce. También desconcierta el hecho de que su acceso y visita, limitada cada año a un pequeño grupos de personas, se realice con la paupérrima luz de una vela que facilitan al visitante en su entrada pese a que el humo de la misma pueda deteriorar los históricos frescos. Todo es lúgubre,  apagado, tenebroso y sombrío por lo que la experiencia se convierte en una verdadera aventura envuelta con los ingredientes necesarios para acercarse al terror. El ambiente de humedad, el calado y frío suelo, el olor a rancio o putrefacto y esa sensación de estar siendo observado por ojos invisibles, son comentarios recurrentes de los “afortunados” visitantes.

Memorare Novissima Tua et in Eternun Non Peccabis - Miseremini mei  - Miseremini mei
Al final de uno de los pasillos encontramos el esqueleto representativo de la muerte: “Memorare Novissima Tua et in Eternun Non Peccabis – Miseremini mei  – Miseremini mei”, reza la leyenda escrita sobre la escayola.

Por último, rodeados de imágenes alegóricas a la pasión de Cristo y un techo plagado de misteriosos ángeles que nos observan con espantosos rostros, la fantasmagórica figura de un esqueleto completo: “Memorare Novissima Tua et in Eternun Non Peccabis – Miseremini mei  – Miseremini mei “  reza la inscripción que rodea a la imagen de la muerte. Enigmática esquela que parece hacer mención a quien fue un gran pecador en vida y que clama compasión ante la llegada del óbito:  Recuerda que su última voluntad fue nunca pecar.  ¡Compadeceos de mí! ¡Compadeceos de mí!”

Alberto Guzmán, Cádiz a 27 Noviembre de 2017 – Fotografías: Silvana Velasco y José Antonio Blanco


Leyendas y Fantasmas de Venecia

Muchos pueden imaginar que Venecia, ciudad de amor y de magia, de divertimiento sin freno y de momentos de intimidad, es también un lugar poblado de espíritus. De hecho muchas son las historias de fantasmas que se viven a lo largo de las calles venecianas, donde la tradición quiere que el espíritu de un muerto esté para siempre en un lugar específico. En la corte Bressana a San Giovanni e Paolo, cada noche se puede encontrar el esqueleto de uno de los últimos campanillero de San Marco. Vendidos sus huesos por codicia a un científico, el alma de este hombre es condenada a vagabundear, después de media noche, pidiendo limosnas a las personas que por allí pasan.

El fantasma de la joven Tosca que gira vestida con el vestido de matrimonio, en búsqueda del dedo que lleva el anillo que un día le fue cortado.
El fantasma de la joven Tosca que gira vestida con el vestido de matrimonio, en búsqueda del dedo que lleva el anillo que un día le fue cortado.

Otro esqueleto en Cannaregio, en campo del’Abazia. Allí el viejo usurero Bartolomio Zenni es condenado a transformarse en un esqueleto en llamas, gracias a su avidez. La misma suerte para el espíritu de una niña, Giuseppina Carmelo, muerta ahogada en el 1904 en un accidente, entre un vaporetto y la góndola donde viajaba. El accidente tuvo lugar en las aguas de San Michele Isla, el cementerio de Venecia, durante las noches de niebla se puede entrever un pequeño ataúd flotante con cuatro velas encendidas en su tapa. Es Giuseppina que se hace ver, para evitar que los navegante le vayan encima otra vez.

Lugar maldito por excelencia es el elegante palacio del Canal Grande, Ca’Dario. Todos los venecianos saben que sus propietarios, si no se mueren por muerte violenta, antes o después terminan en ruinas; lo que da fuerzas a este dicho es la impresionante fila de velatorios y de bancarrota desde el 500’ hasta el día de hoy se han sucedido …

Fantasmas o no, el palacio Ca´Dario – que al igual que la Torre de Pisa, se encuentra inclinado – tiene una historia trágica detrás de su fachada de piedra de Istría que se asoma al Canal Grande. Ser propietario acaba por llevar a la muerte a su comprador, y esto es así desde 1487. Ca´Dario – la casa que mata - se llama así por los venecianos debido a su historia.
Fantasmas o no, el palacio Ca´Dario – que al igual que la Torre de Pisa, se encuentra inclinado – tiene una historia trágica detrás de su fachada de piedra de Istría que se asoma al Canal Grande. Ser propietario acaba por llevar a la muerte a su comprador, y esto es así desde 1487. Ca´Dario – la casa que mata – se llama así por los venecianos debido a su historia.

En el campo de San Piero, en Castello, el fantasma de la joven Tosca que gira vestida con el vestido de matrimonio, en búsqueda del dedo que lleva el anillo que un día le fue cortado. Solo así, según cuenta la leyenda, podrá celebrar su matrimonio. En Campo San Barnaba, es posible encontrarse con una momia: aquella de un soldado francés de las cruzadas, muerto con deshonor en la ciudad antes de embarcar hacia la Tierra Santa, y aún hoy está buscando cumplir un gesto noble para recuperar su alma.

En la primavera de 1712, durante las obras de demolición de una antigua capilla que existía en este barrio, fue hallado el cuerpo casi momificado de un soldado cruzado, un caballero francés de origen noble: Nicodème de Besant Mesurier. La finca donde había tenido lugar el hallazgo era propiedad de la familia Morosini, y Jacopo, uno de los hijos, colocó la momia en la vivienda veraniega que tenía más allá del parque de la gran casa, en San Pantalon. Sin embargo una mañana, los brazos de la momia habían cambiado de posición y el hecho se repitió frecuentemente.
En la primavera de 1712, durante las obras de demolición de una antigua capilla que existía en este barrio, fue hallado el cuerpo casi momificado de un soldado cruzado, un caballero francés de origen noble: Nicodème de Besant Mesurier. La finca donde había tenido lugar el hallazgo era propiedad de la familia Morosini, y Jacopo, uno de los hijos, colocó la momia en la vivienda veraniega que tenía más allá del parque de la gran casa, en San Pantalon. Sin embargo una mañana, los brazos de la momia habían cambiado de posición y el hecho se repitió frecuentemente.

El espectro de Fosco Loredan emerge de las aguas del Canal Grande cerca del campiello del Remier, no tan lejos del puente de Rialto, teniendo entre sus manos la cabeza de su esposa Elena, que el mismo cortó en un momento de celos. Otra mujer con la cabeza cortada es la pequeña turca Selima, asesinada por su Osman, que aparece entre el puente y la calle de le Turchette, lugar de Venecia donde históricamente vivió durante la Serenísima. Y por último el dulce fantasma de la señorita sin nombre de Palacio Grassi que susurra al oído de las mujeres su nombre de bautismo, y una vez salvó la vida a una persona. Más que un espíritu, diría un pequeño ángel entre los hombres.

Fuente: Brusegan, Marcello (2004). Guida insolita ai misteri, ai segreti, alle leggende e alle curiosità delle chiese di Venezia. Newton Compton.

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