Más allá de esta tendencia, en algunos casos también se suele hablar de dos tipos de brujerías: una benéfica y otra maléfica, como es el caso de la magia blanca y la magia negra.
En última instancia, las prácticas de la brujería son similares a las acciones que realizan los magos, los hechiceros y los chamanes, ya que todas implican algún tipo de lógica que escapa a lo que se considera normal o natural.