Hace miles de millones de años, cuando el Sistema Solar era aún muy joven, uno de sus planetas disfrutaba de un clima templado, con cielos azules y grandes cantidades de agua corriendo y formando mares y ríos por toda su superficie. Pero ese mundo privilegiado no era la Tierra, sino Venus. Estudios recientes apuntan que allí la vida habría podido desarrollarse por lo menos durante 3.000 millones de años.