En octubre de 2020, el New York Post publicó un artículo en el que afirmaba haber obtenido datos de un ordenador portátil que supuestamente pertenecía a Hunter Biden. Según el artículo, este ordenador portátil había sido abandonado en un taller de reparación de computadoras y posteriormente entregado al FBI por el dueño del taller. El artículo afirmaba que el ordenador portátil contenía correos electrónicos y otros documentos que planteaban preguntas sobre las actividades comerciales de Hunter Biden en Ucrania y China, y sugerían posible corrupción y conflicto de intereses.
