Las primeras secuencias de ‘2001: Una odisea del espacio‘ de Stanley Kubrick se ubican en un tiempo prehistórico, mucho antes del desarrollo de la humanidad. Esta primera etapa denominada “El Amanecer del Hombre” se inicia con un grupo de primates, suerte de protohumanos, que se encuentran en la lucha por la supervivencia, enfrentándose entre clanes por los recursos naturales del planeta. De pronto, como surgido de la nada, aparece un monolito. Uno de los grupos de primates se aproxima hasta el monolito y uno de ellos lo toca, desarrollando inteligencia misteriosamente. Esta estructura de forma rectilínea, aparece acompañada por unos sonidos perturbadores, difícilmente identificables, pero que en términos generales suscitan estados emocionales de zozobra e incomodidad en el espectador.